«Ella sabía que yo lo sabía.
Yo sabía que ella sabía que yo lo sabía.
Ella sabía que yo sabía que ella sabía que yo lo sabía.
Yo sabía que ella sabía que yo sabía que ella sabía que yo lo sabía...»
Pero el infinito no es solo repetición, es mucho más que eso, infinitamente más que eso. Repetir no siempre significa repetir, como dijo Kurt Vonnegut Jr. sobre el dialogo de dos gaviotas en las Galápagos:
«Por supuesto que te quiero:
Tengamos un hijo
Que haga y diga
Lo mismo que nosotros»
Pero seamos justos con nosotros mismos, ¿Cómo explicar y entender mediante un método finito y complejo como el lenguaje, algo tan simple como el infinito? Ya lo dijo Borges:
Las palabras no son más que cárceles del pensamiento.
Las palabras no son más que cárceles.
Las palabras no son más.
Las palabras.
Las palabras no son más que cárceles.
Las palabras no son más.
Las palabras.
El infinito es fácil de comprender, solo debemos dejar de pensar. Dejar de pensar en el antes, dejar de pensar en el después. Dejar de pensar en aquí, dejar de pensar en allá. Si el espacio es infinito estamos en cualquier punto del espacio. Si el tiempo es infinito estamos en cualquier punto del tiempo
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