viernes, 25 de julio de 2008

Peje de Peaje

-Che, mirá como se patina el coche.
Miré por la ventanilla en el momento justo para observar a uno de los choferes colocando una cuña de madera debajo de la rueda trasera. La calefacción en el micro seguía funcionando. Bajamos mientras los pasajeros pedían una película. Afuera, la temperatura era bajísima, la nieve golpeaba en la cara y los musculos de las mejillas se contracturaban.
Minutos más tarde con el estomago lleno de chocolate y las manos calientes y con olor a humo trás colocarlas cerca del caño de escape, decidimos largarnos. Después de todo el sol ya había salido.
-¿Cuándo estima que abrirán el peaje?- preguntamos al uniformado.
-Lo veo difícil, la ultima vez estuvo cerrado 6 horas, no dejamos pasar a ningún vehículo.
-¿Cuánta distancia hay hasta La Falda como para ir caminando?
-Serán 6 Km - dijo frunciendo el rostro - pero es mucho para ir caminando, ¡mejor pidanse un taxi!

martes, 15 de julio de 2008

El fin de semana pasado, mi amigo Julio me prestó su casita de Funes para que me distraiga de la rutina y así poder recargar pilas para una nueva semana de doma y jineteada. Al entrar en la pequeña galería que da acceso a una escalera de 19 escalones, me encontré con una nota que descansaba sobre la mesita de roble macizo, y decía lo siguiente:


Las escaleras se suben de frente, pues hacia atrás o de costado resultan particularmente incómodas. La actitud natural consiste en mantenerse de pie, los brazos colgando sin esfuerzo, la cabeza erguida aunque no tanto que los ojos dejen de ver los peldaños inmediatamente superiores al que se pisa, y respirando lenta y regularmente. Para subir una escalera se comienza por levantar esa parte del cuerpo situada a la derecha abajo, envuelta casi siempre en cuero o gamuza, y que salvo excepciones cabe exactamente en el escalón. Puesta en el primer peldaño dicha parte, que para abreviar llamaremos pie, se recoge la parte equivalente de la izquierda (también llamada pie, pero que no ha de confundirse con el pie antes citado), y llevándola a la altura del pie, se le hace seguir hasta colocarla en el segundo peldaño, con lo cual en éste descansará el pie, y en el primero descansará el pie. (Los primeros peldaños son siempre los más difíciles, hasta adquirir la coordinación necesaria. La coincidencia de nombre entre el pie y el pie hace difícil la explicación. Cuídese especialmente de no levantar al mismo tiempo el pie y el pie).
Llegando en esta forma al segundo peldaño, basta repetir alternadamente los movimientos hasta encontrarse con el final de la escalera. Se sale de ella fácilmente, con un ligero golpe de talón que la fija en su sitio, del que no se moverá hasta el momento del descenso.



Fueron muy útiles estas palabras para poder acceder a los dormitorios, pero hubiera agradecido mucho si dejaba una nota explicando también cómo se prende el calefón, ya que por mis pagos el termotanque es un boom desde hace algunos años...

sábado, 5 de julio de 2008

Balada del hombre solo

-Siempre me gustaron las pecosas- la rueda de la vida seguía girando sobre él - no se, tienen algo que me atrapa - con vertiginosa asceleración deciende sobre su cabeza - es casi hipnótico diría yo - cerrandose como prensas, los punzantes e indestructibles prejuicios se ciernen sobre su torso ya desnudo - pecosas, siempre algo coloradas, de ojos color miel - a sus pies, los mares de la incertidumbre tapaban sus rodillas - y no hablo de modelos, no, hasta le diría que me gustan algo caderonas - ya era muy tarde. Eterna, omnipotente y hermosa, la rueda de la vida ya recuperaba lo que era suyo.

jueves, 3 de julio de 2008

Un ser extraordinario

-¿En qué parte de la pierna te duele?
-Me duele acá y tambien cuando la muevo así
-Te explico, yo estudio quinesiología, por eso te pregunto.
-Ah (¿y la solución?)
Yo escuchaba el diálogo de mi compañero adolorido y la señorita de piernas corta y lengua larga. Se nos había acercado cuando nos detuvimos a descansar. Casi podía escuchar lo que mi compañero pensaba.
-¿De donde son?
-De Rosario
-Ah, Comegatos, que exótico. Yo soy de Buenos Aires. Ya perdí la cuenta de las veces que vine al Cerro Uritorco, ¿no es un lugar mágico?
-Ehh, sí, es lindo (pero a mi me sigue doliendo la rodilla)
-Sï, sí, es místico. Hace unos años vine para la visita del chamán ***. Fue bárbaro, es un ser hermoso, que emana una paz extraordinaria.
-Ah, ¿vos lo conociste?
-Bueno, sí, mas o menos, estaba a unos doscientos metros, pero sí.
-Ah, claro. (payasa)
-A mi me encanta esto de hacer dedo, si fuera por mi me volvería hasta Buenos Aires a dedo. Pero ya tengo mi pasaje de avión.
-Ah, claro, claro. (Dios!, esto ya fue demasiado, hora de irnos)
-Bueno, vamos- dije yo.
-Sí (Por Dios!, Sí)