Manos en la espalda, torso inclinado, rítmico vaivén de las rodillas, leve torsión de los hombros a uno y otro lado con cada elevación de talones.
Los peatones curiosos se detienen a observar, los destinos ya no importan.
Los cuatro indios soplan sus instrumentos al son del baile del anciano.
Casi hipnótico.
Me detengo a observar. Ya soy uno más.
"¿Y si dios fuera uno de nosotros?" preguntó alguien alguna vez.
La sonrisa rompió el hechizo. Caminé una cuadra y subí al colectivo.
miércoles, 27 de agosto de 2008
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4 comentarios:
Feliz cumpleaños Sr. Soria!
No se de que habla. Morí hace años.
Tiene razón.
Feliz cumpleaños Ezequiel!
La esquizofrenia múltiple es preocupante por estos pagos.
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